viernes, 22 de julio de 2011

En el DF...

En México DF, la antigua y gran Tenochtitlán, todo es monumental: su extensión, la diversidad en barrios y construcciones, la cantidad de gente... todo enmarcado en un valle entre montañas y volcanes, y donde la naturaleza salvaje pugna por salir entre el asfalto por doquier. Una ciudad que trata de imponerse a la naturaleza salvaje que subyace. Una ciudad que se hunde de a poco por obscecarse en asentarse sobre las hist{oricas lagunas del valle, que suben frecuentemente alimentadas por las torrenciales lluvias que la azotan. Una ciudad que en su caotica diversidad, permite la convivencia en tan reducido espacio de lugares tan paragmaticos como Tepito (un barrio-mercado, cuyas calles estan permanentemente tapadas por los toldos de los comercios, en el que se puede conseguir, literalmente, de todo... y que pasa por ser uno de los mercados mas grandes del continente), tan pintorescos como el Mercado de Jamaica (puras flores en todo tipo de presentacion posible) o la Merced (lugar de santeria y de adoracion a los santos mas irreverentes -como san la muerte, por ejemplo-), bellos y contraproducentes como el paseo Reforma, Coyoacan, La Condesa o La Roma (cuya particularidad resulta chocante por ejemplo, ante el anterior Tepito o cualquier barrio "de verdad"), plenos de naturaleza como Los Dinamos (semejante vergel en una ciudad como el DF!!), historicos como el Zócalo y aledaños, o centros ceremoniales originarios como Teotihuacan.

Esa misma diversidad impresiona y se manifiesta en las comidas, en los cientos de tipos distintos de chiles (ajis, pimientos), de frijol (poroto, judia), de maiz, o de dulces, imposibles de identificar para el foraneo, y tan diversos, que hasta empezar a probarlos da reparo... y sin hablar de los picantes!!!

Impresiona al explorador entre la diversidad de formas, colores, productos, culturas e idiomas, encontrar recurrentemente, mas en esta ciudad que en ninguna, un nombre y figura muy familiar: la Virgen de Guadalupe, la guadalupana. Impuesta tiempo atrás a la devocion originaria de Tonantzin en el cerro del Tepeyac, su presencia "milagrosa" fue en realidad tal, pues logró doblegar la fe de los originarios como antes no lo habia conseguido la espada.

Igualmente sorpresivo ha sido el encuentro de otros nombres conocidos, en mi particular contexto de origen, cuya aplicacion no pareceria tener mucho sentido segun el propio entendimiento... Como podria si no venderse, en puestos callejeros para comer, "pollas" o "birrias"? Solo porque el primero hace referencia a un vaso de vino dulce con un huevo crudo dentro, y la segunda es una sopa de verduras y pollo...
O la sorpresa de ver como se comen los higos chumbos (tunas) y las propias hojas de las chumberas (nopales)?

Tan diferentes pero al mismo tiempo.... tan parecidos!!.

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