jueves, 11 de agosto de 2011

El momento primero...

Estoy agotado de viajar en avión. Tan grandes distancias para no apreciar nada del camino!! Tantos lugares que pasamos y no podemos sentir. Pero asi vivo y trabajo, y ni modo. Siempre que los pueda evitar, lo hago, e incluso cuando no puedo, trato de pensar en viajar de otras formas (barco, globo, o bicicleta) que obviamente no soportan los calendarios que manejo.

Me disponía a regresar al continente americano, esta vez, a un lugar bien distinto al que me vio dar mis primeros pasos allá en los Andes: México. Si con los Andes había tenido fijación plena y desmedida desde chico (siempre estuvieron ahí, hasta que el Destino me ofreció la señal de que había llegado el momento), con México mi atracción fue más reciente, y concreta. Fruto también, como tantas otras, de ciertas "causalidades". Pero eso será otra historia. Que vamos a despegar...

--
Ahh mi estimada compañía!! El viajar es alimento para el conocimiento, y mi imaginación ya está desbordada! Pero donde estará mi fiel escudero? Es más, quien es toda este gente que está sentada a mi alrededor? Caramba, deben ser también como yo, viajeros... Pero porqué motivo estamos viajando juntos? Que es eso que se ve a través de este agujero? Ahhhhhhh

Ummmmm vaya dolor de cabeza, espero que no tengamos viento de poniente en el barco... Un momento, donde esta la tripulacion? Y el barco?! Estoy atado como en una galera, pero este lugar no tiene remos. Y todos llevan ropa y objetos tan parecidos y extraños... anda, y yo también! Esto es muy sospechoso, esperare a ver que ocurre antes de hacer o decir nada...

--
Uau... que fue eso... sentí un mareo y de repente sentí que era otra persona, que otro ser me suplantaba en el cuerpo... yo seguía estando ahí pero invisibilizado, como observador de un otro yo. Pasó dos veces, fueron dos personas distintas, de épocas distintas, con distintos dialectos, personalidades, ideas y ambiciones. Yo los había sentido!! Qué estaba pasando?


El inicio de la "otra historia".

Subí siendo yo al avión. El yo actual y presente, el fruto del amor de mis progenitores y de mis circunstancias interpretables. Ese a quien los Andes le hipnotizaron desde que tenía uso de razón y que parece que fueron marcando el rumbo de mis pasos, de manera que llegué a la edad de Cristo consciente de mis razones, preñado de ideales, convencido del camino que transitaba. Y ahí hubo un nacimiento, que fue al tiempo, resurección.

En el avión, algo sucedió. En algún momento, dejé de ser yo mismo, el actual y presente, para ser ocupado por una esencia, una noción, o dos más bien, que venían de siglos y eras remotas.

Por un lado, uno de aquellos raros primeros conquistadores extremeños (PCE), desconocedor, que tiene los primeros contactos, las primeras nociones. Con el afán de conocer lo desconocido por él, y no por descubrir lo que ya había sido por tiempo descubierto.

Por el otro, el espíritu quijotesco del eterno caminante en su particular cruzada ("Don Migrante del Camino"- DMC), plagada de reflexiones sobre el propio ser (fuera de la realidad que le rodea incluso)

Y es así que a partir de ese momento, conviven en mí estas tres personas, que se alternan caoticamente la posesión de mis recuerdos, mis actos, y mis interpretaciones durante este viaje: por tanto un compendio de hechos, experiencias y creaciones que permitan unir tiempos, relatos, y ensoñaciones...

Reflexiones...

Los "españoles" (tal noción no existía en el momento) llegaron al continente americano buscando nuevas rutas para comerciar con las Indias. Descubrieron y conquistaron primero, y colonizaron después, tierras, territorios, culturas y riquezas que en un primer momento, les hicieron pensar en estas tierras como próximas al Paraíso. A sangre, fuego, espada y cruz saquearon, explotaron e impusieron un sistema (o varios) de trabajo centralizado forzado, un idioma, y una religión monoteísta, bajo las que supervivieron sincréticamente las tradiciones que las precedían. Pero sus efectos fueron extendiéndose y complijizándose poco a poco, como en un conflicto dual donde ahora como antes y después, se seguirán disputando logros y conquistas inmediatas y posteriores.

La lengua castellana, vehículo secundario en ese proceso-tránsito de imposición, permitirá por otro lado algo impensable hasta ese momento: comunicar a una impresionante variedad de pueblos y sus lenguas vernáculas. Posibilitará no sólo lo que aquellos que la traían esperaban de ella, pero ser apropiada por los originarios y convertirse en una herramienta más para sus quehaceres, objetivos y necesidades.

Las creencias y ssistemas de trabajo autóctonos, mucho más comprometidos por la imposición de los ajenos, serán protegidos, aislados, en lo más profundo e íntimo de sus comunidades y sistemas, convertidos en refugio y sustento ante lo desconocido y no deseado. Eso permitió que lleguen y perduren hasta hoy esos sincretismos que son puente hacia esas tradiciones, desde los que podemos analizar las particularidades de cada una de las dos orillas que unen.

Hace más de 500 años, el continente americano comenzó a experimentar un proceso de desestructuración no por menos esperado menos radical. Los distintos pueblos contaban con profecías, intuiciones o revelaciones coindicentes: ya fuera Viracocha en los Andes (barbudo dios blanco que llegaría, de vuelta, por el poniente) o Quetazcoatl, los dioses volverían para inaugurar una nueva etapa. La emoción de aquel reencuentro pronto tornó terror y transformó en rebeldía y desunión que se extendió hacia los falsos dioses, y entre los pueblos.

Primero fueron los minerales, la fuerza de trabajo, las tierras, la juventud, la semilla y sus frutos. Se le exprimió la energía vital y se secó la sangre, contaminándolas. Las Reducciones servían para adoctrinar en la fe y controlar el trabajo y el impuesto de la explotación en minas, haciendas o repartimientos.

Terminado dicho expolio inicial y sentando las bases de la posterior explotación colonial, el transcurrir del tiempo fue alterando los terrenos donde el expolio continuaba. Agotadas las riquezas que se explotaban localmente, se empuja a las gentes a desplazarse y migrar buscando las cada vez más escasas oportunidades disponibles (convenientemente localizadas y gobernadas). El entorno natural se delimita, despedaza y reparte: playas privadas, plazas publicas en centros comerciales, relocalización de barrios y pueblos, urbanismo desmedido... con precios prohibitivos en los mismos lugares donde se concentran las posibilidades de superviviencia. Competencia, precariedad, deslealtad, avaricia, picaresca y pauperización son curiosos resultados de estos condicionantes. Antes quedaba al menos el territorio, su prisión, como vínculo con las propias raices. Hoy, hasta el lugar donde se nace es (de facto) y se intuye, igualmente ajeno, inalcanzable y cada vez menos reconocible.

viernes, 22 de julio de 2011

En el DF...

En México DF, la antigua y gran Tenochtitlán, todo es monumental: su extensión, la diversidad en barrios y construcciones, la cantidad de gente... todo enmarcado en un valle entre montañas y volcanes, y donde la naturaleza salvaje pugna por salir entre el asfalto por doquier. Una ciudad que trata de imponerse a la naturaleza salvaje que subyace. Una ciudad que se hunde de a poco por obscecarse en asentarse sobre las hist{oricas lagunas del valle, que suben frecuentemente alimentadas por las torrenciales lluvias que la azotan. Una ciudad que en su caotica diversidad, permite la convivencia en tan reducido espacio de lugares tan paragmaticos como Tepito (un barrio-mercado, cuyas calles estan permanentemente tapadas por los toldos de los comercios, en el que se puede conseguir, literalmente, de todo... y que pasa por ser uno de los mercados mas grandes del continente), tan pintorescos como el Mercado de Jamaica (puras flores en todo tipo de presentacion posible) o la Merced (lugar de santeria y de adoracion a los santos mas irreverentes -como san la muerte, por ejemplo-), bellos y contraproducentes como el paseo Reforma, Coyoacan, La Condesa o La Roma (cuya particularidad resulta chocante por ejemplo, ante el anterior Tepito o cualquier barrio "de verdad"), plenos de naturaleza como Los Dinamos (semejante vergel en una ciudad como el DF!!), historicos como el Zócalo y aledaños, o centros ceremoniales originarios como Teotihuacan.

Esa misma diversidad impresiona y se manifiesta en las comidas, en los cientos de tipos distintos de chiles (ajis, pimientos), de frijol (poroto, judia), de maiz, o de dulces, imposibles de identificar para el foraneo, y tan diversos, que hasta empezar a probarlos da reparo... y sin hablar de los picantes!!!

Impresiona al explorador entre la diversidad de formas, colores, productos, culturas e idiomas, encontrar recurrentemente, mas en esta ciudad que en ninguna, un nombre y figura muy familiar: la Virgen de Guadalupe, la guadalupana. Impuesta tiempo atrás a la devocion originaria de Tonantzin en el cerro del Tepeyac, su presencia "milagrosa" fue en realidad tal, pues logró doblegar la fe de los originarios como antes no lo habia conseguido la espada.

Igualmente sorpresivo ha sido el encuentro de otros nombres conocidos, en mi particular contexto de origen, cuya aplicacion no pareceria tener mucho sentido segun el propio entendimiento... Como podria si no venderse, en puestos callejeros para comer, "pollas" o "birrias"? Solo porque el primero hace referencia a un vaso de vino dulce con un huevo crudo dentro, y la segunda es una sopa de verduras y pollo...
O la sorpresa de ver como se comen los higos chumbos (tunas) y las propias hojas de las chumberas (nopales)?

Tan diferentes pero al mismo tiempo.... tan parecidos!!.

jueves, 7 de julio de 2011

Un pequeño resumen hasta el momento (y dos)

Y después de Quintana Roo, entramos en Yucatán... un distrito contiguo al anterior, con costas repartidas entre el mar Caribe y el Golfo de México. Con una fuerte tradición y permanencia maya, este distrito se ha caracterizado historicamente por su "separación" del proyecto mexicano, tanto como Estado como en sus respectivas ciudades emblemáticas (Valladolid, Mérida, y Campeche). La primera de ellas en 1847 se declara autónoma del México revolucionario: sin embargo es tomada rápidamente por tropas realistas y mayas. Sin embargo este primer foco autonomista se expanderá ese mismo año al conjunto de Yucatán, que declara su independencia y trata de imponer a los mayas una fuerte deuda que profundizaría su tradicional estado de pobreza impuesta. El inicio de la "Guerra de Castas", con la que los mayas tratan de revertir dicha situación, obligará al Yucatán "independiente" a pedir ayuda a México para sofocar esta rebelión, a cambio de volver a formar parte de la Republica.

Esta particular idiosincrasia, de una región que por sus lazos históricos se trata de diferenciar del proceso nacional e identitario que la circunda, siguió adelante y aún hoy día se verifica. Hasta 1954, la Península de Yucatán se consideraba alejada y de difícil acceso para el resto de México, por la orografía montañosa y las escasas vías de comunicación existentes. Debido a que a través de sus puertos mantuvo más contactos comerciales y culturales con Europa (especialmente Francia), Nueva Orleans y Cuba, las influencias que estos lugares dejaron en vestido, comida y arquitectura fueron y siguen siendo fuertemente visibles hoy día.

La ciudad de Valladolid fue fundada por los españoles en 1543, en el antiguo sitio de la ciudad maya de Chouac-Ha o Zací ("gavilán blanco"), y durante mucho tiempo fue frontera con los territorios mas inexpugnables de esta cultura. Destaca que sus templos, como en todo Yucatán, están orientados a Poniente (en dirección a Roma), y que como tambien en el resto del país, dichas iglesias y catedrales se construyeron utilizando los materiales de los templos mayas que se iban al mismo tiempo derribando.

De las otras grandes ciudades del estado, Campeche se caracterizó por estar orientado al comercio con los puertos mexicanos, mientras Mérida, como Valladolid, mantuvo una preferencia hacia el comercio (y afinidad) con el extranjero. Esta ciudad de Mérida debe su nombre a "la grandeza y extrañeza de los edificios", que provocaron en los conquistadores semejanzas con respectos a los monumentos romanos de la Mérida peninsular. Se construyó sobre la antigua ciudad maya de T'ho Ichcanziho ("cinco cerros"), en 1542.


Toda la región del Yucatán, asi como la de Quintana Roo, destaca no sólo por sus costas diversas y espectaculares, si no por estar asentada encima de suelo calcáreo, que hace que por todos lados aparezcan espectaculares cenotes (agujeros en la tierra que conectan con rios subterráneos). Estos cenotes (cuyo nombre deriva del maya "dzonot", "hoyo o pozo de agua"), son lugares mágicos, enigmáticos y únicos en el mundo, además de ser el único recurso para obtener agua fresca en la selva yucateca, dado que la península no tiene ríos visibles de agua, al ser su suelo calizo y muy permeable. Cuando este suelo se hunde, permite acceder a estos ríos subterráneos donde el agua suele mantenerse a mas de 20 grados. Fueron lugares sagrados para los mayas, que los consideraban la entrada al inframundo.

Estos dos estados del Caribe y el Golfo mexicano, Quintana Roo y Yucatán, dejan por tanto una contradictoria sensación, que pasa por lo "ajeno" de sus costas, y la fuerte carga histórica propia de las zonas del interior, donde la esencia maya se mantiene. Y esto es algo que también se puede entender desde lo estratégica que resultó su ocupación y explotación: el clima y el suelo son especialmente propicios para el desarrollo del cultivo de henequén, una fibra llamada "oro verde"... su cultivo convirtió en poco tiempo a Yucatán del estado más pobre en el más rico del país. Provocó un proceso de concentración de tierras sin igual, en el que 830 familias latifundistas se hicieron dueños (durante el porfiriato) del 97% del total de las tierras cultivables del país!! Además, a principios de siglo XX tenia esta región más millonarios per cápita que cualquier otro país de América Latina, y llegó a contar con electricidad y ferrocarril antes que el DF. Este cultivo hizo además que la región fuera un destino de inmigración muy importante dentro del país, recibiendo contingentes de trabajadores sirios, libios, chinos, coreanos (esta sin duda una de las procedencias principales, llegando a firmarse convenios entre estados), japoneses, italianos y cubanos (que dejaron una fuerte impronta cultural en la zona, especialmente en la comida y los vestidos).

Y así, grosso modo, continua mi viaje hacia el DF...

sábado, 25 de junio de 2011

Un pequeño resumen hasta el momento (uno)

Este diario de bitácora electrónica nació con el objetivo de relatar, a través de mi viaje actual, historias, relatos, leyendas e intuiciones que conectaran los viajes históricos que otros extremeños, durante la colonia, realizaron con objetivos y anhelos tan distintos. Entre la conciencia y el subconsciente, la realidad y la ficción, la historia y sus interpretaciones se trata de abrir los ojos hacia un cuestionamiento profundo de nuestras convicciones y esperanzas, para cantar a la riqueza y la necesidad de la libre movilidad humana. Transitando las distintas experiencias, quiero recuperar las tradiciones orales e históricas que conectan los espacios latinoamericano y extremeño difuminando las fronteras, achicando las distancias, y acercándonos a la riqueza del mutuo y necesario crecimiento compartido.

Pero dado que ese proceso creativo se demora mas que los acontecimientos, paso a contaros, hasta ahora, cual ha sido la ruta, y experiencias, de este nuevo viaje...

Tarde mas de lo previsto en llegar a México: de hecho, aun estando en su territorio, mis primeros lugares de paso resultaron algo así como un parque temático de esos que se encuentra, casi calcado, en cualquier lugar del mundo. Cancún no es México (es mi percepción, y discúlpenme quienes no estén de acuerdo). Es un gigantesco hotel-resort enfocado al turista gringo (extranjero del norte blanco), donde la mayor parte de sus playas (desde luego las mejores) son privadas, los cenotes (lagunas naturales surgidas en la roca caliza y con larguísimas cuevas que las conectan entre ellas) inabarcables para el nacional, que de hecho, ni salir a comer puede porque su escaso sueldo (trabajando para el bienestar de esos mismos visitantes) no le alcanza para aspirar a compartir lugares con ellos. Desesperante.

Tras Cancún, Tulum... un lugar místico, representativo de la cultura maya, con un impresionante complejo ceremonial a la orilla del Mar Caribe. Mas o menos lo mismo... el centro urbano es una sucesión de restaurantes sin identidad (tex-mex que simulan ser mexicanos, pero con hamburguesas), playas privatizadas y cenotes sagrados vendidos por un buen puñado de dolares.




En ambos sitios (como en casi todo el Estado de Quintana Roo del que forman parte), la misma historia. Con cada mexicano que charlaba, crecía esa sensación no solo de no estar en México, si no de ver como México estaba siendo troceado y vendido para el disfrute de los foráneos. Colonialismo reloaded, es decir, el mismo perro con distinto collar. Bien fueran en su momento los españoles, o después los norteamericanos, esta parte de México retrata como aunque las formas cambien, el fondo sigue siendo el mismo.

Apenas ni fotos hice de estos primeros lugares... pueden buscarlas en internet, y cuando vean paisajes impresionantes, piensen "solo existen de verdad si tienes mucho dinero".

La mejor experiencia, fue descubrir una playa paradisíaca libre de la especulación (o no tanto, pero bastante). Bañarse en el mar Caribe, con aguas cristalinas y finísima arena, resulto el bautismo renovador que necesitaba para empezar de verdad el camino por México, y tan energético resulto, que tuvimos que salir corriendo de la playa y el lugar puesto que un huracán asomaba por el horizonte, y nos acompaño con lluvias torrenciales hasta que llegamos a nuestro hospedaje.




La tormenta que paradójicamente, me llevo a la agitada calma de mis siguientes pasos.

miércoles, 22 de junio de 2011

Un nuevo inicio...

Ya empezó pero aún no acaba
la historia de este relato
que lleva contándose un rato
sin usar apenas palabras
y aunque ahora contenga erratas
quiere ser mil garabatos
porque el retrato que trazo
entiende muchas miradas.

Y como ciego caminante
con mis sentidos a su cargo
el camino aún siendo largo
a cada paso se hace viaje.

Pero como contar una historia
que no deja de suceder?
Como reconocer qué será
qué es el hoy y cual el ayer?
Si con pasos similares
de otros ya caminé
tendré que un otro inventarme
para contar como pudo ser.